Son las 17:00 y
hace rato que el cielo se ha oscurecido, las nubes han tapado el sol pero el
calor y la humedad no han bajado. Dejamos atrás la cabaña de pescadores y comenzamos
la última subida del día. En una hora estaremos descansando en el refugio. El
sendero discurre por un bosque cerrado, con una gran pendiente. Queremos llegar
rápido pero nuestras piernas remolonean después de tantos kilómetros y nuestras
mochilas, cargadas de kilos, prefieren quedarse atrás. El aire se hace más
denso, la humedad aumenta, el sudor cae por la frente, se hace más difícil
respirar. Una parada para beber agua y seguimos avanzando, cada vez más
despacio. A lo lejos un trueno, muy lejano afortunadamente, llegaremos antes
que la tormenta pero hay que aligerar el paso, un esfuerzo más, las ocho horas
de subidas y bajadas a lo largo de veinte kilómetros, y el cansancio acumulado
durante tantos días de travesía no perdonan. Otro trueno, nos miramos con
preocupación pero no hablamos. Un vistazo al mapa, ya casi estamos. Los
primeros goterones se confunden con el sudor, empieza a llover. Otro trueno, ya
está cerca la tormenta. Un resplandor se cuela entre las ramas que ahora dejan
ver el cielo, otro trueno. Ya está aquí. La lluvia es intensa cuando el bosque
cambia su aspecto, las rocas cortan el paso a la maleza y los árboles se
dispersan, a lo lejos la gran pared del embalse. Los rayos se montan unos sobre
otros, y los truenos resuenan haciendo eco entre las montañas. El sendero trepa
por la derecha hacia lo alto del muro, avanzamos rápido. Al llegar arriba el
embalse de la Restanca “muy bonito pero mañana lo vemos” y echamos a correr por
la pasarela sobre la presa que nos separa del antiguo edificio de la compañía
eléctrica convertido ahora en refugio. Parecía una película de Rambo, los dos
corriendo por el muro, a un lado el lago, al otro el precipicio, solo nos
separa una barandilla metálica, miro hacia atrás, corremos a cámara lenta, los
rayos iluminan el escenario...
Por suerte llegamos sin percances al refugio, pero nuestra última carrera podría haber acabado mal. Y es que incumplimos casi todas las recomendaciones de lo que hay que hacer en caso de tormenta: estábamos al lado de una masa de agua (el embalse) y de un objeto metálico (la barandilla), nos pusimos a correr y encima llevábamos la ropa mojada. Aquí tenéis algunos consejos para que no os pase lo mismo.
Por suerte llegamos sin percances al refugio, pero nuestra última carrera podría haber acabado mal. Y es que incumplimos casi todas las recomendaciones de lo que hay que hacer en caso de tormenta: estábamos al lado de una masa de agua (el embalse) y de un objeto metálico (la barandilla), nos pusimos a correr y encima llevábamos la ropa mojada. Aquí tenéis algunos consejos para que no os pase lo mismo.
¿Qué hacer ante una tormenta?
- Consultar el parte meteorológico antes de salir a la montaña.
- En verano hay más probabilidad de tormenta a partir de las cuatro de la tarde.
- Desistir de hacer cumbre o terminar la excursión si la tormenta está cerca.
- Si se eriza el cabello, sientes un hormigueo en la piel y los objetos metálicos emiten un zumbido o saltan chispas, la tormenta está encima y va a caer un rayo.
- Abandona cimas, lomas... y busca refugio en las zonas bajas donde no haya riesgo de inundaciones o riadas.
- No echar a correr, se crea una zona de turbulencia que puede atraer al rayo.
- Deshacerse de los objetos metálicos como bastones, piolet, paraguas... y alejarse al menos 30 metros de ellos. Apagar todos los aparatos electrónicos (teléfonos, radios...) Aléjate también de vallas, alambradas, tendidos eléctricos, raíles de ferrocarril, bicicletas...
- Nunca refugiarse debajo de un árbol, roca o elementos prominentes y solitarios. Alejarse también de animales o rebaños.
- Si se va en grupo dispersarse. Con los niños mantener contacto visual y verbal para evitar el pánico o el extravío.
- Evitar terrenos abiertos y despejados como praderas o campos de cultivo.
- Un bosque pequeño puede ser un buen refugio, busca los árboles más bajos.
- Alejarse y no refugiarse en pequeños edificios aislados como graneros, cabañas...
- Abandonar la tienda de campaña y alejarse de ella.
- Los salientes rocosos tampoco son seguros. Solo son seguras las cuevas más profundas y anchas con más de un metro a cada lado.
- Alejarse de masas de agua como charcos, ríos, lagos, piscinas...
- Aislarse del suelo mojado adoptando la posición de seguridad (en cuclillas, lo más agachado posible, tocando el suelo solo con el calzado o mejor sobre la mochila) no tumbarse en horizontal.
- Si notamos que se eriza el cabello o un cosquilleo en el cuerpo, hay que adoptar la posición de seguridad. Un rayo va a caer.
- El mejor refugio es un vehículo cerrado, con el motor parado, la radio apagada y las ventanillas y entradas de aire cerradas, evitando tocar las partes metálicas.
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